
“Generación Bolonia” empieza echando una pequeña mirada atrás a la historia de la universidad pública española, es decir, nos sitúa en antecedentes. Acto seguido presenta a los principales protagonistas de la historia, con los que el programa acierta de lleno: los estudiantes de bachillerato que van a ser los verdaderos “conejillos de indias” del plan; “Crónicas”, además, juega con ellos, pues los sitúa en una mesa redonda de cuyas informaciones se nutre para explicar ciertos asuntos del reportaje. A continuación, el reportaje alaba los puntos fuertes del plan de estudios y no olvida su parte negativa, intercalando la “voz en off”, las entrevistas y el debate de los alumnos de bachillerato; este punto me parece interesante, pues no hay que olvidar que la tele pública defiende las decisiones del estado, y “Crónicas” informa al espectador tanto de lo bueno como de lo malo del Plan Bolonia. Finalmente, el reportaje plantea tres o cuatro cuestiones que invitan a la reflexión del espectador, que es el que debe decidir la positividad o negatividad del plan. Todo ello narrado por una “voz en off” neutra y amable, con una música de fondo perfectamente escogida, y, sobre todo, hilado perfectamente sin necesidad de cortinillas para situar al espectador, pues en todo momento uno sabe si se está alabando o desvirtuando al dichoso plan de estudios.
“Generación Bolonia” me gustó. Mucho. “Crónicas” ha ganado un espectador más. Porque una de las principales funciones del ente público es informar al ciudadano. Y a mí esa televisión me gusta. Y “Crónicas” la hace.
Antonio Chaves
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